Café y cambio climático

 Café y cambio climático.

Por: Gonzalo Duque-Escobar*

Con el actual calentamiento global en el que se incrementan simultáneamente la temperatura y la precipitación tal cual lo estamos advirtiendo en las zonas cafetaleras de la región andina de Colombia, dada la sensibilidad del cafeto a las variaciones extremas del clima, no sólo podemos esperar una producción más baja y problemas fitosanitarios por el incremento de la humedad relativa, sino también menos zonas aptas para este cultivo. No olvidemos que Colombia es uno de los países más vulnerables al cambio climático en el mundo, ya que debido a su ubicación geográfica podría ver afectados su recurso hídrico y sus cultivos. 

De conformidad con la organización de investigación australiana CSIRO, en las últimas décadas no solo se han reducido cada vez más las cosechas por hectárea cultivada sino que también para el año 2050 la superficie apta para el cultivo del café disminuiría en más de un 50 por ciento, afectándose con ello a muchos caficultores, no solo de países como Brasil y Vietnam que son los dos mayores productores mundiales, sino también de Colombia. Además si en Colombia, se vería afectada a seguridad alimentaria por la alta exposición y sensibilidad de cultivos como yuca, arroz, plátano, papa, caña, maíz y frijol a los efectos del clima, igualmente las zonas cafetaleras también estarán en un alto riesgo.

Mientras la producción acumulada de 12 meses se situó en 10.602 miles de sacos mostrando una caída del 12% respecto al año anterior, se espera que el 2023 cierre con una producción de 11,4 millones de sacos, para la Federación Nacional de Cafeteros, la discusión de si producir robusta en Colombia o no para sustituir las importaciones de café, resulta hoy accesoria ya que el centro del debate debería ser el consumo interno en el país, máxime que la caficultura colombiana atraviesa un año volátil y convulso por cuenta de la caída del precio del grano y de las exportaciones.
Algo de historia: 


Por lo tanto, si al igual que ocurre en este país y en particular en el Eje Cafetero, también en otros países tropicales el clima ya no será tan estable como antes, de conformidad con los pronósticos actuales, progresivamente se dará una reducción de la oferta, y por lo tanto igualmente de la demanda ya que para los consumidores la emblemática bebida que ha sido una de las más populares en todo el mundo, podría costar más. Como curiosidad, aunque existen unas 130 variedades silvestres de café algunas seguramente más resistentes al calor o a determinadas plagas, pero que si quisiéramos desarrollarlas lleva tiempoel mercado mundial ha estado dominado por dos variedades: Arábica y Robusta, donde el café arábica ha sido desde finales del primer milenio la principal especie cultivada para la producción de café y la de mayor antigüedad en agricultura.

Si en conjunto, estas dos variedades representan el 99% de los granos de café que se consumen en el mundo, y la producción de arábica sigue siendo superior a la de robusta en una relación del 60 por ciento de arábica a 40 por ciento de robusta, los colombianos deberíamos entender que hay detrás de una taza de café, y conocer lo que significa tomar una bebida de arábica, que además de ser más aromática y suave al paladar, es también es más digestiva, máxime si en la misma taza de café frente al arábiga, con un café robusta se consume el doble de cafeína resultando la bebida con un sabor amargo menos agradable. 

Si las plantas de café que crecen en climas más cálidos absorben menor cantidad de nutrientes, aunque producen mayor cantidad de granos al año, ofrecen tazas con cuerpos ligeros, otra cosa ocurre con los cafetos de clima frío donde las cosechas tardan más lo que se traduce en produce en menor cantidad de granos, pero más densos y con mayor variedad de sabores. De lo anterior, se desprende el hecho de los granos de café arábica al estar cultivados a mayor altura donde tarda más la cosecha suelen tener mejores propiedades gustativas que el robusta, gracias al mayor desarrollo que alcanzan las moléculas de cafeína.


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Reconforta al levantarse temprano, pone en marcha la circulación y crea una transición suave de la noche al día. Para muchas personas, empezar el día sin café es casi impensable. En el futuro, sin embargo, este estimulante podría costar un poco más caro.

"No les gusta ni el calor, ni la sequía, ni la humedad. Necesitan unas condiciones de sombra muy específicas y un suelo rico en nutrientes", explica von Sophie von Loeben, del Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático de Potsdam (PiK) sobre la sensibilidad de las plantas de café. Unas condiciones que hasta ahora se daban sobre todo en los países situados alrededor del ecuador, el llamado cinturón del café. Pero las consecuencias del cambio climático están alterando este modelo.


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Zonas de cultivo en peligro

En muchos países tropicales se observa que el clima ya no es tan estable como antes, afirma Friedel Hütz-Adams, del Instituto Südwind. "Ahora de repente llueve mucho, hay meses sin lluvia y periodos de calor. Las plantas de café no pueden soportarlo", sostiene Hütz-Adams.

Un estudio de la organización de investigación australiana CSIRO ha demostrado que, en las últimas décadas, las condiciones climáticas desfavorables han reducido cada vez más las cosechas. También hay estudios que predicen que la superficie actualmente apta para el cultivo del café dismuniría en más de un 50 por ciento de aquí a 2050. Esto afectará a muchos caficultores, sobre todo en Brasil y Vietnam, los dos mayores productores mundiales.


Existen variedades de café silvestre que son menos susceptibles a factores de estrés climático, como la sequía o las plagas.Imagen: Ute Grabowsky/photothek/picture alliance

¿Nuevos lugares debido al cambio climático?

Como también demuestran los estudios, zonas que antes eran demasiado frías para el cultivo del café podrían ser adecuadas en el futuro, sin embargo, aquí también hay otro problema, ya que muchas de esas zonas son boscosas, algo que sería contraproducente. "Si las talo para cultivar café, agravo el cambio climático porque libero más CO2", señala Hütz-Adams.

Además, los productos cultivados en zonas deforestadas después de 2020 no podrán importarse a la UE, tal como lo estipula la legislación comunitaria. Europa es, a su vez, una de las regiones importadoras más importantes de este producto.

Hasta ahora, el mercado mundial ha estado dominado por dos tipos de café: Arábica y Robusta. Sin embargo, en la naturaleza se conocen unas 130 variedades silvestres de café, algunas de las cuales son más resistentes al calor o a ciertas plagas.

No obstante, plantar sencillamente otras variedades de café no es una solución rápida y fácil. Primero, porque desarrollar nuevas variedades lleva tiempo, y porque hay que esperar tres años antes de poder cosechar un cafeto por primera vez. Y segundo, porque los caficultores, que a menudo ya viven al límite de la pobreza, no pueden permitirse estar sin ingresos durante tres años.

Según estimaciones, este mercado mundial mueve unos 200.000 millones de dólares al año, mientras que las personas que cultivan café reciben menos del 10 por ciento de esa cantidad.

¿Cambiar el mercado?

La sensibilización sobre los efectos del cambio climático está presente, dice Hütz-Adams. No obstante, aplicada a gran escala, fracasa, porque los cafeteros no tienen los recursos necesarios para financiar las medidas a fin de proteger el clima.

Según Hütz-Adams, no es razonable que los caficultores inviertan hoy, y que, posiblemente, tengan que pedir dinero prestado sin saber qué precio obtendrán por su café en el futuro. Por tanto, habría que establecer otras estructuras de mercado, formalizar contratos a largo plazo e introducir medidas de apoyo y precios de compra garantizados para incentivar a los cafeteros a adaptar su producción al cambio climático.

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