Oro y mercurio, mezcla letal para el acceso a alimentos en Chocó

Periódico UNAL / Medio Ambiente

En este rico paisaje del noroccidente de Colombia, en donde el mercurio se utiliza para separar el oro de sedimentos y extraerlo, un estudio agroecológico de la UNAL Sede Palmira halló muestras de este metal líquido en anón, chontaduro, cilantro y saúco, cultivados en huertos caseros tradicionales de la zona media del río San Juan, lo que representa un riesgo latente para los ecosistemas, la soberanía alimentaria y la salud pública.

20 de septiembre de 2024
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Andrea Peñaloza Acosta | Periodista Unimedios- Sede PalmiraUn estudio evidenció que el suelo sobre el que se construyen los huertos caseros, en los que se siembra cebolla en rama o larga, por ejemplo, tiene altos niveles de mercurio. fotos: Liviston Barrios, Doctor en Agroecología de la UNAL.

Un estudio evidenció que el suelo sobre el que se construyen los huertos caseros, en los que se siembra cebolla en rama o larga, por ejemplo, tiene altos niveles de mercurio. fotos: Liviston Barrios, Doctor en Agroecología de la UNAL.

La búsqueda incansable del oro ha moldeado profundamente el paisaje natural y la calidad de vida de los chocoanos, convirtiéndose en el escenario de operaciones mineras de grandes compañías multinacionales y nacionales, además del sustento de las comunidades locales. Paradójicamente, aunque estas actividades prometen riqueza, la realidad es que gran parte del dorado metal cruza nuestras fronteras llevándose consigo la idea de prosperidad y dejando una gran dependencia económica que incide en la pobreza estructural del territorio.

Aunque en esta región la minería artesanal utiliza métodos tradicionales heredados por generaciones, la amalgamación con mercurio sigue siendo una técnica común para extraer oro. Dicha práctica consiste en mezclar el metal pesado con el material extraído para separar el oro, lo cual genera una grave contaminación ambiental.

Al quemar la mezcla para evaporar el mercurio y obtener el oro se liberan vapores tóxicos que contaminan ríos, suelos y, en última instancia, afectan la salud de las personas. Así lo determinó el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP) en el Distrito Minero de San Juan, en un estudio realizado en 87 personas, 70 de las cuales se sometieron a exámenes de mercurio total a partir de la identificación de trazas en sangre, orina y cabello, y 61 resultaron contaminadas.

En este se indica que las personas expuestas a niveles bajos pueden desarrollar alteraciones en las funciones del sistema nervioso, como por ejemplo temblores involuntarios, lo mismo que ansiedad, irritabilidad, depresión; algunas afectaciones pueden incidir en el desarrollo de los fetos y de niños pequeños.

Aunque se requieren más investigaciones para confirmar los efectos en la salud humana a largo plazo, evidencias como estas subrayan la urgente necesidad de atender la contaminación por mercurio en la región. Un aporte reciente lo realiza Liviston Barrios Arango, doctor en Agroecología de la UNAL Sede Palmira, quien analizó 36 huertos caseros de Nóvita, Istmina y Tadó, 18 establecidos hace más de 50 años en zonas de actividad minera y alta deforestación, y otros 18 en zonas de reserva.

Especies en riesgo

Los análisis de suelo se efectuaron en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), y los de mercurio en suelo y material vegetal en el Laboratorio de Aguas y Química Ambiental de la Universidad de Córdoba. Para ello se utilizó la técnica de espectrofotometría de absorción atómica por vapor frío, que consiste en generar vapor de mercurio a partir de una muestra líquida mediante su reducción química, lo que permite una detección precisa.

Así, se evidenció que más del 40 % de sus suelos tienen altos niveles de mercurio, incluso superan el estándar permisible por la norma internacional europea para suelos agrícolas, que es de 1 miligramo de mercurio por kilogramo (mg Hg/kg), lo cual afecta frutas, verduras y plantas medicinales, fundamentales para la alimentación de las comunidades locales. Tadó con 7,02 mg Hg/kg registró el valor más alto, en Nóvita fue de 0,56 mg Hg/kg y en Istmina de 0,18 mg Hg/kg.

El investigador anota que “el mayor nivel de contaminación se observó en 24 de los huertos ubicados en territorios con presencia de mineras y alta deforestación en Tadó. En contraste, en el corregimiento del Tapón, ubicado en el mismo municipio, los huertos presentes en territorios sin presencia de actividad minera y poca deforestación no presentaron carga significativa, situación similar a aquellos en Istmina, ubicados en corregimientos de la primera y segunda Mojarra”.

En Pindaza, corregimiento de Nóvita, aunque la concentración fue menor, sigue siendo preocupante. Según agricultores locales, a pesar de que ahora no hay actividad minera en la zona, hace más de 30 años sí se practicaba, lo que explica la persistencia de la contaminación y el daño de largo plazo en los suelos.

Entre las especies más afectadas por su alto contenido de mercurio están el saúco (planta medicinal muy consumida en fresco por niños y adultos), con 6,32 mg Hg/kg; la albahaca con 1,92 mg Hg/kg, y la palma de Cristo con 1,88 mg Hg/kg), datos que muestran el potencial riesgo para las comunidades locales. No obstante, se encontró un nivel de contaminación más bajo en yuca, plátano y banano.

Entre las principales especies producidas en los huertos estudiados se encuentran: cacao, chontaduro, banano, guama, limón, papaya, coco, aguacate y herbáceas como cilantro y poleo; entre los alimentos más consumidos están los tubérculos, las especies condimentarias nativas, así como carnes, pescados y frutas tropicales.

Cambios en la dieta

La minería en Chocó se remonta a la época de la colonización, pero su auge se intensificó en los 90 con la llegada de maquinaria pesada y nuevas políticas económicas que facilitaron la inversión y expansión del sector, lo que convirtió a muchos agricultores en mineros. En las poblaciones ribereñas algunas comunidades han dejado de consumir pescado por temor; por ejemplo, a algunas mujeres embarazadas les preocupan las posibles malformaciones en el feto o los abortos espontáneos.

Un informe del Instituto Nacional de Salud sobre defectos congénitos notificados en Chocó entre 2022 y 2024 refleja la alta prevalencia de malformaciones congénitas (76,7 %), defectos metabólicos (96,9 %) y defectos sensoriales (4,0 %) por cada 10.000 nacidos vivos en 2024.

William Palomeque, funcionario del Sistema Agropecuario y Minero de la Secretaría de Desarrollo Económico de Quibdó, reconoce que “en el departamento, la alimentación no es óptima debido a factores como el asistencialismo patrocinado por organizaciones internacionales con la entrega de comida perecedera que en algunas oportunidades no cuentan con la mejor calidad”.

Sin embargo, con respecto a la contaminación por mercurio en peces, afirma que “se trata de un mito que hay que quitarlo, pues es la base de la economía de la región, es lo que comemos a diario y no estamos muertos”. En contraste con su afirmación, el investigador Barrios enfatiza: “es hora de que en Chocó cambiemos el modelo de extracción por uno sostenible. Se requiere un periodo de transición, de lo contrario la afectación será mayor”.

En Colombia, la Ley 1658 de 2013 fue creada para regular el uso de mercurio, con la intención de salvaguardar la salud humana y preservar los recursos naturales. Para ello, la legislación dio un plazo de 5 años para eliminarlo de la minería y 10 para otras actividades industriales, plazos que se cumplieron en 2018 y 2023 respectivamente, y que no parecen haber dado resultado, pues el panorama en el Chocó continúa siendo preocupante.

Más información en: “Huertos caseros tradicionales del Chocó, alternativa agroecológica para conservación de la agrobiodiversidad, la soberanía alimentaria en la zona media del San Juan” (2022); Liviston Barrios Arango, doctor en Agroecología UNAL.

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