Cultura, historia y tradición: una guía del Eje Cafetero de Colombia
En Colombia, exactamente en la cordillera de los Andes, se encuentra el Eje Cafetero. Allí se erigen montañas, nevados, pueblos con herencia colonial y, entre otros productos agrícolas, se cultiva café, el cual ha forjado la identidad de la región.
Históricamente, la caficultura se ha consolidado como la base del desarrollo del Eje Cafetero. Aunque en la actualidad, su participación no es la misma de hace unas décadas, la zona continúa siendo un referente en la industria del café por sus grandes avances en la tecnificación de sus procesos y su papel en el mercado del café de especialidad.
Para conocer más sobre el Eje Cafetero, su influencia en el desarrollo de la industria cafetera del país y su escena actual, hablé con tres expertos. Sigue leyendo y conoce lo que me dijeron.
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Breve historia de la caficultura en el Eje Cafetero
Los orígenes de la caficultura en el Eje Cafetero se remontan a finales del siglo XVIII, con la colonización antioqueña, cuando los campesinos provenientes de Antioquia llegaron al Viejo Caldas, una región que en la actualidad está conformada por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, con semillas de café, maíz y frijol. Inicialmente, el café era un cultivo comercial, pero su consumo en la región aumentó progresivamente.
Alfredo Cardona Tobón es historiador, oriundo de Quinchía, Risaralda. Él me cuenta que en 1814, el sacerdote santandereano José Bonifacio Bonafont sembró algunas semillas de café en la finca de su amigo Rafael Trejos, en Riosucio, Caldas. El párroco también repartió el grano entre los miembros de la comunidad. Sin embargo, el café solo se cultivaba a muy pequeña escala.
A mediados del siglo XlX, las áreas cultivadas con café eran pequeñas, en comparación con los cultivos de maíz y de caña de azúcar. Pero hacia principios del siglo XX, el cultivo se expandió hasta ocupar gran parte del territorio. Para 1924, el Viejo Caldas era el mayor productor de café de Colombia.
Alfredo me dice que la caficultura generó excedentes que permitieron disminuir los índices de pobreza y mejorar la calidad de vida de los campesinos, que entre 1905 y 1925 produjeron el 35% del café colombiano, el cual se exportaba a los mercados internacionales.
Sin embargo, entre las décadas de 1960 y 2000, la estabilidad de la caficultura en la región se vio afectada por conflictos sociales y económicos que contribuyeron a la reducción de la producción.
La violencia política e invasión de fincas, la ruptura del acuerdo internacional entre productores y consumidores, la profunda recesión económica debida a los bajos precios del café, el terremoto de 1999, que afectó gran parte del Quindío, y la escalada del conflicto armado y la violencia fueron factores que incidieron en esta caída en la cuota de participación de la producción nacional.

La producción de café en la actualidad
Marcelo Salazar, presidente del Comité de Cafeteros de Caldas, me dice que, actualmente, el Eje Cafetero tiene una participación del 15%. La región produce y exporta cerca de 2 millones de sacos de 60 kilogramos, de los 14 millones que se cosechan anualmente en Colombia.
De hecho, los departamentos de Nariño, Huila y Cauca, actualmente se conocen como el “segundo Eje Cafetero”, debido a sus volúmenes de producción.
“Se ha venido dando un desplazamiento de la producción cafetera nacional a otras zonas del país. Por supuesto, la magnífica ubicación geográfica que tiene el Eje Cafetero ha permitido también que lleguen otras manifestaciones económicas: la industria, el turismo, otros cultivos agropecuarios y eso ha venido desplazando a través de los años y las mismas crisis cafeteras que hemos tenido”, agrega Marcelo.
Además, Marcelo me dice que se estima que de los 2 millones de sacos de 60 Kg que la región produce anualmente, entre 500 y 600 mil sacos son de café de especialidad, amigables con el medio ambiente y con una remuneración más justa para los productores. Esta es una cantidad importante, considerando que el país exporta 2.5 millones de sacos de café de especialidad.
“Caldas es la región que produce más sacos de café especial con cerca de 350 a 400 mil sacos. Los cafeteros del Eje pueden estar recibiendo en sobreprecios por especiales cerca de [USD 8,5 millones] al año”, agrega.

Condiciones ideales para el cultivo
Los tres departamentos que conforman el Eje Cafetero ocupan un área de alrededor de 13.000 kilómetros cuadrados, que equivalen aproximadamente al 1,3% del territorio nacional.
Según Marcelo, el 25% del área total del Eje Cafetero se destina a la caficultura. De los 53 municipios que forman parte del corredor cafetero, 50 producen café. 11 de ellos pertenecen al Quindío, 12 a Risaralda y el mayor porcentaje lo tiene Caldas, con 25 municipios.
Esta actividad está en manos de 120 mil productores, que tienen fincas con menos de 3 hectáreas y generan empleo a aproximadamente 47 mil recolectores en época de cosecha.
“Hay una manifestación importante en el Eje Cafetero, en Caldas, en Risaralda y en el Quindío de una caficultura empresarial. Tal vez es de las caficulturas, junto con la de Antioquia, donde más se conserva una caficultura empresarial, de un mayor tamaño, que lo que hace es producir de manera tecnificada, pero en esencia más del 95% de los cafeteros del Eje Cafetero son pequeños”, me dice Marcelo.
La región está ubicada entre las cordilleras central y occidental. Sus condiciones climáticas y topográficas han favorecido a los cultivos de café. Tiene una gran influencia de los nevados El Ruiz, Santa Isabel y del Quindío, los cuales propician climas tropicales y subtropicales húmedos.
Las temperaturas oscilan entre los 17 y los 23 grados centígrados, lo cual hace posible que en la región haya dos cosechas al año:, una de menor volumen, que ocurre entre abril y junio y se conoce como “mitaca” o “traviesa”, y la cosecha principal, entre septiembre y diciembre.
“La parte más alta del departamento del Quindío produce café en el primer semestre del año, los municipios que están apostados en la cordillera central. Pero buena parte, cerca del 70% del café del Eje Cafetero se produce en el segundo semestre y el 30% en la cosecha del primer semestre”, aclara Marcelo.
Asimismo, las cenizas volcánicas proporcionan al suelo un alto contenido de material orgánico, que ofrece buenas características físicas para la producción de café.
En diciembre de 2020, el departamento del Tolima entró a integrar la Región Administrativa de Planeación (RAP) Eje Cafetero para impulsar la economía de la región, especialmente el sector café. Este departamento es el tercer productor del grano en Colombia, con 108.163 hectáreas cultivadas y alrededor de 65 mil caficultores.
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Principales variedades y perfiles de sabor
Detrás de una buena taza siempre hay una variedad. Al igual que en todo el país, en el Eje Cafetero se han sembrado tradicionalmente variedades de la especie Coffea arabica, como Típica, el Bourbon y Caturra, que son altamente productivas, de buen comportamiento agronómico, pero susceptibles a las enfermedades y plagas.
Tras la aparición de la roya y la broca, que azotó fuertemente a esta zona cafetera en la década de 1980, los tres departamentos se han estado en la búsqueda de variedades resistentes.
Actualmente, aproximadamente el 80% de los cultivos de café de la región son de variedad Castillo y Cenicafé 1. Ambas tienen atributos genéticos resistentes, un buen tamaño de grano, calidad y productividad.
Marcelo dice: “Nos queda todavía una manifestación importante de variedades como la Caturra, sobre todo en algunas zonas en Caldas en el oriente, en unas zonas más alejadas en el departamento de Risaralda y en la parte cordillera del Quindío, pero por supuesto hoy es una caficultura tecnificada y resistente a la roya”.
El Eje Cafetero ofrece un perfil de taza representativo con unas notas ácidas medias, suaves, pero sobre todo avinadas, que han despertado un interés en el mercado europeo, Japón, Estados Unidos y Canadá.
Luis Miguel Ramírez Colorado es caficultor de cuarta generación, administrador de la finca La Fortuna, en Belén de Umbría, Risaralda, y delegado en el comité directivo de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, en representación de su departamento.
Él me dice que los atributos en taza difieren según la región, su microclima, el proceso de recolección del grano y el beneficio. Por ejemplo, Risaralda se caracteriza por ofrecer una diversidad de perfiles. El más común es un café dulce, con acidez balanceada, sabor a panela y achocolatado.
“Por ejemplo, tenemos municipios que están por encima de los 1.800, 1.700 metros sobre el nivel del mar y las características sensoriales de ese café son diferentes al café que está a unos 1.100, 1200 m. s.n.m., teniendo en cuenta que pueden ser las mismas variedades”, me explica Luis.
En Caldas y el Quindío, existe una tendencia de cafés con notas frutales, herbales y con una acidez y cuerpo medio.

Más que solo café
El Eje Cafetero no solo se dedica a la producción y exportación de café. También ha incursionado en otro mercado más cercano al consumidor: las tiendas de café.
Marcelo recuerda que el terremoto del 25 de enero de 1999, que estremeció al Eje Cafetero y dejó un saldo de 921 muertos, impulsó el nacimiento de otros sectores económicos como el turismo, el cual, junto con la caficultura, se convirtió en otro músculo financiero para la región. Con el fin de ofrecer experiencias a los turistas, se empezaron a consolidar las primeras cafeterías, que con el paso del tiempo han innovado en métodos de preparación, la calidad de la materia prima y el servicio, lo cual les ha permitido estar a la altura de tiendas reconocidas a nivel nacional e internacional.
“Con ese turismo cafetero (…) ha crecido la participación de tiendas de diferentes perfiles de café, de diferentes marcas de café, tanto en las capitales de los tres departamentos, como por supuesto en los municipios”, me dice Marcelo.
Estos negocios también se han convertido en una estrategia para estimular el consumo interno, pues según datos de la FNC, el consumo promedio de café por persona en Colombia es de alrededor de 2 kg por año.
También, se han generado otras líneas de acción, como la creación de mesas sectoriales, en las que confluyen los propietarios de cafeterías, los productores y comercializadores para conocer más sobre la transformación del café. La constante participación y realización de concursos de cafés especiales y el engranaje de la bebida con el sector turístico.
Marcelo me dice: “Lo que hacemos es promocionar permanentemente la bebida del café como una bebida (…) con ciertos sabores especiales, con cafés especiales, con cafés de veredas”
En la región también se destacan otras manifestaciones culturales y arquitectónicas que la hicieron merecedora del título Paisaje Cultural Cafetero (PCC), que fue declarado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.
Por ejemplo, la arquitectura de las viviendas, que eran construidas con tejas de barro, bahareque, chambrana y grandes corredores; los medios de transporte como el Jeep y las chivas (un vehículo colorido característico de Colombia), que se usan para transportar a los trabajadores, los granos de café y otros productos agrícolas. Asimismo, los atuendos típicos, que usaban los arrieros, como la ruana al hombro, el sombrero y las alpargatas (un tipo de calzado tradicional).
“Hemos recibido por herencia de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos, nuestros tatarabuelos (…) la tradición de café, que está significada fundamentalmente en lo que hoy es el PCC, que es bien importante. Recordemos que el PCC es una sumatoria de atributos de una región”, me dice Marcelo.

Luis me dice que en la zona cafetera existen tres bebidas tradicionales a base de café, que son las más apetecidas por los clientes locales y las que han marcado la historia de la región, como el clásico tinto.
“Eso fue evolucionando, llegaron nuevos cafés, se fue modernizando. Después llegó la greca y hoy hay nuevos desarrollos tecnológicos más innovadores, con unos equipos nacionales e importados, que han hecho realmente sacar las máximas propiedades sensoriales de los cafés”, agrega Luis.
El pintadito o café con leche se trata de tinto o café negro filtrado, al cual se le adiciona leche al gusto y se endulza con azúcar o azúcar de caña integral (panela).
“En gran parte donde hay café está la vaquita que genera leche o están otras cosas. O hay un trapiche en la vereda y era característico que se sacaba la panela para la vereda o el municipio”, cuenta Luis.
El café chaqueta se trata de café negro con panela. Se pone a hervir agua con una porción de panela. Cuando alcance su punto de ebullición, se agrega la mezcla al filtro de tela, donde yace la masa de café.
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El Eje Cafetero es la región cafetalera más famosa de Colombia. Aunque todo el país produce cafés de alta calidad que lo han hecho famoso en el mundo, a esta región se le debe la creación de una gran industria del grano en el país.
Los altos niveles de producción que se generaron en esta zona le dieron su nombre característico. De la mano del café vino una gran época para la economía del país, la cual aún se sigue consolidando.
Además de la producción de café, la industria ha evolucionado involucrando a otros sectores de la economía como el turismo, que goza de gran prestigio a nivel internacional. Las personas de todos los rincones del mundo vienen a conocer el origen la cultura alrededor de su bebida tradicional.
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Crédito de las fotos: Tatiana Guerrero, Federación Nacional de Cafeteros de Colombia.
PDG Español
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