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Una nueva investigación sugiere que, de mantenerse las emisiones de carbono al ritmo actual, los mares podrían elevarse hasta 1,9 metros de aquí a finales de siglo.

Diversas áreas de Londres –incluyendo Bermondsey, Greenwich, Battersea y Chelsea– podrían experimentar inundaciones crónicas si el estuario del Támesis no contara con defensas de última generación.
Estamos habituados a ver en películas apocalípticas de ciencia ficción, escenarios en los que aparecen ciudades enteras sumergidas bajo el agua a causa de las consecuencias de un cambio climático totalmente descontrolado. Sin embargo, lo cierto es que este argumento habitual de la ficción podría convertirse en realidad antes del final de este siglo.
Proyecciones climáticas: de la ciencia ficción a la realidad
Una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU) en Singapur, sugiere que, de mantenerse las emisiones de carbono al ritmo actual, los mares podrían elevarse hasta 1,9 metros de aquí a 2100. Con un incremento tan drástico, las consecuencias para la población podrían ser catastróficas: millones de personas en zonas costeras se verían expuestas a inundaciones permanentes y a la pérdida de sus hogares e incluso su sustento.
El peligro no solo está relacionado con el incremento del nivel del mar causado por el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica del agua oceánica, sino también con el aumento de las marejadas ciclónicas y las inundaciones provocadas por las mareas altas. Pero si estas proyecciones se hicieran realidad, un abanico enorme de pueblos costeros e incluso grandes ciudades quedarían sumergidas bajo el agua y no se libraría ni un solo continente.
La metodología compara cuatro grandes enfoques que predicen cuánto subirán los mares usando distintos datos y modelos, algunos basados en observaciones y otros en procesos menos conocidos como el colapso de las plataformas de hielo (como el famoso glaciar Thwaites de la Antártida, también llamado 'glaciar del fin del mundo'). Luego, combinan todos los resultados en una “caja de probabilidades” para mostrar la gama de posibles subidas del nivel del mar, e incorporan el criterio de expertos para refinar esa predicción. Al integrar múltiples enfoques, los investigadores esperan proporcionar una estimación más precisa de lo que depara el futuro.
¿Qué ciudades serían las más afectadas por el nivel del mar en 2100?
Reino Unido es uno de los ejemplos más llamativos, donde diversas áreas de Londres –incluyendo Bermondsey, Greenwich, Battersea y Chelsea– podrían experimentar inundaciones crónicas si el estuario del Támesis no contara con defensas de última generación. Peor es la situación de ciudades de la costa este de Inglaterra como Hull, Skegness y Grimsby que se encuentran a muy baja altitud y podrían sufrir las consecuencias de esta subida del nivel del mar. También sufriría daños significativos el oeste de Inglaterra y Gales y las menos afectadas gracias a su elevación serían Escocia e Irlanda del Norte.
El estudio, publicado en la revista Earth's Future, expone que en toda Europa, las zonas costeras densamente pobladas podrían desaparecer. Toda la costa desde Calais en Francia hasta el sur de Dinamarca podría acabar bajo las aguas. La situación en Italia no es muy diferente; de hecho, Venecia, ya lucha contra frecuentes inundaciones y sería una de las ciudades que desaparecerían bajo el mar.
También se menciona Estados Unidos, donde ciudades como Nueva Orleans, parte de Florida (incluyendo el Parque Nacional de los Everglades) y zonas costeras de Texas como Galveston, el agua sobrepasará con crecer los diques y barreras que actualmente protegen estas costas del sur.
Al otro lado del Pacífico, megaciudades como Yakarta (Indonesia), Bangkok (Tailandia) y Mumbai (India) ya se encuentran lidiando con frecuentes inundaciones que colapsan la infraestructura y la economía local. Plantear un escenario futuro de un nivel del mar aún más alto podría volver inhabitable una gran parte de áreas densamente pobladas en estas localizaciones. Sin mencionar la cantidad de islas que podrían desaparecer de nuestra vista, como Maldivas o Tuvalu.
Está claro que el futuro de las ciudades más cercanas a la costa depende de las acciones que empecemos a llevar a cabo ahora, ya que cada año que las emisiones sigan fuera de control, la probabilidad de que los escenarios de ciencia ficción se materialicen es cada vez más real.
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