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El gran reto para la masificación de la movilidad eléctrica en Colombia radica en la infraestructura de carga.

El Niro EV fue el primer eléctrico de Kia en Colombia.
Foto: Kia
El futuro de la movilidad en Colombia ya está en marcha, y los vehículos eléctricos (EV) han pasado de ser una tendencia a convertirse en una realidad palpable. En los últimos cinco años, la evolución de este segmento ha sido impresionante, con un crecimiento acelerado en la adopción de EV y un cambio significativo en la percepción de los consumidores. Pero, ¿estamos realmente preparados para dar el gran salto hacia una movilidad 100 % sostenible?
Los números hablan por sí solos. La venta de vehículos eléctricos en Colombia ha registrado un crecimiento exponencial, y algunas marcas han jugado un papel clave en esta transformación. En 2023, la participación de los EV en el portafolio de la marca representaba apenas el 0,9 %, mientras que para 2024 ya alcanzaba el 7,5 %. Esta tendencia demuestra que el interés por la movilidad sostenible está en su punto más alto y que los consumidores confían cada vez más en esta tecnología.
A pesar del crecimiento, el desafío sigue siendo la infraestructura. Aunque en Latinoamérica hay en promedio tres cargadores por cada 100 vehículos eléctricos, en Europa la proporción es de 1,3 cargadores por cada 100 EV. Si bien en términos relativos el panorama parece favorable, la velocidad con la que se expanden las estaciones de carga sigue siendo inferior a la demanda de nuevos vehículos eléctricos en circulación.
El gran reto para la masificación de la movilidad eléctrica en Colombia radica en la infraestructura de carga. Actualmente, el país cuenta con menos de 1 % de estaciones de carga en relación con la cantidad de vehículos eléctricos matriculados. Sin embargo, el crecimiento de la red es innegable. Kia, por ejemplo, ha tomado la iniciativa con la instalación de cargadores de alta potencia en sus concesionarios y centros comerciales estratégicos como Titán Plaza y Atlantis, facilitando el acceso a energía para los usuarios.
Pero el reto no solo está en la cantidad de estaciones, sino en su velocidad y potencia. La carga rápida es clave para mejorar la experiencia del usuario y eliminar el miedo a la autonomía, que sigue siendo una de las principales preocupaciones de los compradores. Además, aún queda mucho por hacer en la actualización de la infraestructura eléctrica del país para soportar una expansión masiva de puntos de carga.
Colombia ha avanzado en incentivos para la compra de vehículos eléctricos con beneficios como reducción de impuestos, descuentos en seguros y exenciones en restricciones de circulación. Sin embargo, aún falta una estrategia clara sobre cómo acelerar la transición. Países como Chile y Costa Rica han implementado planes más agresivos en la electrificación de sus flotas públicas, lo que demuestra que hay margen para que Colombia adopte medidas más contundentes.Si bien existe una hoja de ruta para la transición energética, los incentivos deben ir más allá de beneficios tributarios y centrarse en resolver los problemas estructurales que limitan la adopción masiva, como el acceso a financiamiento y la expansión de la infraestructura de carga. La pregunta no es si Colombia se electrificará, sino cuándo y cómo lo hará de la manera más eficiente.
* Director general de Kia
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