REVISTA CIVISMO EDICIÓN N° 468 SMP MANIZALES


REVISTA CIVISMO N° 468 SMP MANIZALES



Órgano informativo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales creado el 27 de Mayo de 1936.

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Dirección: Fernando Rodríguez Muñoz
Consejo de Redacción: Albeiro Valencia Llano, Adela Ceballos Peñaloza, Claudia Torres Arango, Gildardo Muñoz Gálvez y Gonzalo Duque-Escobar.


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CONTENIDO

-          Editorial

-          Revista Civismo 80 años.
Por: José Clareth Bonilla Cadavid

-          El acuerdo de paz.
Por: Humberto de la Calle Lombana

-          Bendito el Dios de la paz.
Por Francisco de Roux S.J.

-          El monumento a los colonizadores.
Por: Consejo de Redacción

-          Sombría Realidad (1951).
Por: Blanca Isaza

-          Fundamento cristiano del perdón.
Por: Claudia Torres Arango

-          Guerra o paz y disfunciones socio-ambientales en Colombia.
Por: Gonzalo Duque Escobar

-          El Sí o No. Difícil decisión.
Por: Ernesto Quintero Gil

-          El médico de familia.
Por: Luis Aníbal Marín

-          Migraciones e interculturalidad.
Por: Carlos Arturo Castañeda

-          Confesiones de un zapato.
Por: Dorian Hoyos Parra




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EDITORIAL

La paz es un estado de tranquilidad, puede considerarse también ausencia de guerra o violencia.

La paz social es aquella donde se mantienen buenas relaciones entre comunidades o individuos.

Hoy el tema de actualidad en Colombia hace referencia a los diálogos de La Habana entre el Gobierno y la guerrilla, donde se buscaba poner fin a un conflicto de más de cincuenta años. ¿Qué se pretende? Buscar la PAZ con dignidad y con justicia.

Para la mayoría de colombianos falta información sobre los acuerdos que se han firmado con las FARC y condiciones para el posconflicto, falta cultura acerca del proceso y decirle a la comunidad en general qué beneficios se logran y qué van a ganar los miembros de las FARC, los reinsertados y el país en general.

El conflicto interno lo ha sufrido y padecido la población que vive en el campo, mientras que los habitantes de las ciudades ven la guerra a través de los medios de comunicación y de las tragedias que narran los desplazados. Después de una Violencia de medio siglo, dos generaciones no conocen lo que es vivir en paz ni lo que ganarían en lo económico y en lo social, con un país sin guerrillas.

Las FARC se comprometieron a suspender las hostilidades que les produjeron a los colombianos 600 mil muertos, y liquidar las guerrillas a cambio de una justicia transicional que les reduce las penas por los delitos, y facilidades para participar en política.

Ya quedó acordado el mecanismo para la elección de magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz. También convocaron a la Corte Suprema de Justicia, al Centro Internacional de Justicia Transicional y a la Comisión Permanente del Sistema Universitario del Estado, que reúne a los rectores de las Universidades oficiales del país.

Los resultados de los sondeos de opinión y las diferencias entre las mediciones que hacen las firmas encuestadoras, sobre el plebiscito por la paz, demuestran que el país está confundido. Lo más grave es que los que defienden el plebiscito no tienen carisma suficiente para convencer a los colombianos que desconfían de las FARC. El otro aspecto a considerar es que el proceso de negociación y la bandera de la guerra o la paz se convirtió en un tema político, producto de la polarización que vive el país y manejado especialmente, por los líderes, los partidos y el Congreso.

Hace falta pedagogía para que el pueblo entienda los beneficios que dejarían los acuerdos de La Habana: la reforma rural integral para favorecer a los campesinos, la reforma política para ampliar la democracia, la estrategia contra el narcotráfico y las mafias y la reparación para los siete millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado.

Y explicar la Sentencia C379 de la Corte Constitucional sobre la regulación del plebiscito para la paz, que dice claramente:

Así, en caso que el plebiscito sea aprobado, el efecto es la activación de los diferentes mecanismos de implementación del Acuerdo Final. Por lo tanto, el presidente podrá ejecutar las acciones previstas para el efecto por el orden jurídico, incluidas aquellas de promoción e iniciativa gubernamental respecto de otros poderes públicos. En cambio, si el plebiscito no es aprobado, bien porque no se cumple con el umbral aprobatorio o cumpliéndose los ciudadanos votan mayoritariamente por el ‘no’, el efecto es la imposibilidad jurídica de implementar el Acuerdo Final, comprendido como una decisión de política pública específica y a cargo del gobernante.

Esto significa que, si los colombianos votan SÍ en el plebiscito, se firma el acuerdo del gobierno con las FARC. Y si gana el NO se desatarán los ataques de esta guerrilla, como sucedió cuando fracasaron las negociaciones del Caguán.

La paz debe contribuir a la conservación de una convivencia justa, solidaria y en paz con todos los seres humanos. Se debe sensibilizar a la opinión pública a fin de conseguir una mayor cooperación y solidaridad.

Educar en valores buscando el cambio de actitud y comportamiento que mengüen el desequilibrio económico, social y cultural y las luchas de poder existente. Educación para el desarme, para el desarrollo del proceso. Educación para el posconflicto.

Finalmente se debe propender por un esfuerzo permanente en el desarrollo integral de la persona, poner en práctica los valores: libertad, igualdad y justicia. 
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