Empresarios y formación de fortunas

 

Empresarios y formación de fortunas

Por: Albeiro Valencia Llano*

A partir de 1850 se crearon las condiciones para la formación de fortunas en la región, desde Aguadas hasta Manizales, Risaralda y Quindío, debido a la estabilización y profundización de la colonización y por el desarrollo de los pueblos de Salamina, Neira y Manizales, los cuales cumplieron el papel de impulsores de la producción, del mercado y de orientadores de la colonización hacia los estados del Cauca y Tolima. A mediados del siglo XIX se puede hablar de acumulación de dinero a partir del comercio, de la minería, del oro de guacas, de la especulación con tierras, de la ganadería, de la caña de azúcar, del tabaco y del comercio de cacao y por las condiciones de mercadeo que crearon las guerras civiles. En cuanto al café, no estuvo presente para este período de los pioneros porque su cultivo, en forma empresarial, es una consecuencia del capital acumulado durante esta etapa.

Una de las fortunas más grandes, hacia 1850, era la de Elías González socio de la empresa González-Salazar y Compañía que monopolizó y comercializó las tierras del sur entre el río Pozo y el Chinchiná. Don Elías era fuerte cultivador de tabaco en Mariquita; como especulador con la tierra orientó las fundaciones de Salamina y Neira, para luego vender lotes a colonos y campesinos pobres que llegaban con posterioridad a la repartición de parcelas hecha por los cabildos; también explotó salinas en Salamina y Neira e impulsó el comercio en ambas poblaciones y en Manizales.

Muerto don Elías, y después de la transacción definitiva entre el gobierno y la firma González-Salazar, en 1853, la Compañía vendió los terrenos que le quedaban en Manizales, y sobre esta base se constituyó la sociedad «Moreno, Walker y Compañía» que parceló y vendió tres inmensos lotes situados en las vertientes y cima de la cordillera (Chinchiná, Guacaica y El Zancudo), que sirvieron de acicate para la llamada colonización empresarial. De este modo se preparó un ambiente adecuado, no sólo para las migraciones, sino para el impulso de nuevas relaciones de producción y de mercado.

Hacia 1860 se presentó en Manizales un evidente fenómeno de concentración de la propiedad a partir de empresarios foráneos, pero, además, existía monopolización debido al enriquecimiento de antiguos colonos o de sus descendientes.  Uno de los principales monopolizadores fue Eduardo Walker quien compró los derechos a 34 colonos y era socio de la firma Moreno, Walker y Cía, empresa que realizó gigantescas transacciones de tierras vendiendo lotes a cientos de colonos y empresarios que llegan a la ciudad. Entre el 9 de julio de 1855 y el 16 de diciembre del mismo año, la Compañía vendió 59 lotes por un monto de $9.717. A partir de 1857 los sucesores de «Moreno, Walker y Cía.», organizaron la sociedad Ángel, Velásquez y Cía.; eran sus principales accionistas Aparicio Ángel y Fernando Velásquez; esta compañía hizo transacciones en propiedad raíz hasta 1919.

Además se organizaron otras firmas que negociaron con lotes y mercancías, como «Robledo, Gutiérrez y Cía.», que apareció haciendo transacciones desde 1851, y «Montes, Velásquez y Cía.», fundada el 30 de junio de 1857 e integrada por José Montes (de Salamina), Deogracias Velásquez y Ramón Marín (de Chinchiná). En la escritura de constitución reza que «la compañía fiará en mercancías, tomando de fiado y de contado en otra plaza y se funda con un capital de 800 pesos»; sobre esta base realizó grandes operaciones comerciales y transacciones de tierra hacia 1858.

Un aspecto que se debe tener en cuenta es el gran mercado de compraventa de lotes que se presentó en Manizales para esta época, si se considera que entre el 14 de mayo de 1855 y el 16 de diciembre del mismo año hay 56 compradores que adquieren 62 lotes, de los cuales 48 tenían más de 100 fanegadas cada uno, lo que significa que fueron adquiridos por inmigrantes con dinero.

Es interesante ver cómo en Manizales algunos fundadores se transformaron en grupo empresarial y organizaron compañías que especularon con lotes, asociándose con personas de otras regiones de Antioquia, en especial de Medellín, para dedicarse a operaciones de compraventa de tierras vírgenes que quedaban aún en la región. El caso más evidente es el de Marcelino Palacio, quien actuó como director de la firma «Moreno, Walker y Compañía».

Albeiro Valencia Llano

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