25 DE ENERO DE 2013
Por: Albeiro valencia Llano*.
Superados los terribles incendios de julio de 1922, julio de 1925 y marzo de 1926 se empezó a levantar una ciudad moderna, con un precioso centro histórico, y una monumental catedral; luego el turno modernizador abarcó otras zonas de la ciudad.
Pero el optimismo se frenó en 1938 cuando llovieron nuevas desgracias. Primero llegó el fuerte temblor de tierra del 4 de febrero de 1938, en horas de la noche, que produjo pánico y graves daños en toda la ciudad; la catástrofe no fue mayor por el predominio del bahareque en las construcciones. Por esta época empezó la crisis del sistema de cables aéreos y del ferrocarril por la competencia de las carreteras, lo que afectó el comercio y la industria. Como consecuencia muchas familias ricas buscaron mejores oportunidades en Bogotá, Medellín y Cali; sobre este tema dijo el escritor Aquilino Villegas que “Manizales es una fábrica de millonarios ingratos y cada año exporta industriales e intelectuales”.
Ante este triste panorama muchos decían que la ciudad era “una pobre aldea sin ventura”. Y como si esto fuera poco empezaron a morir varios empresarios, dirigentes políticos y líderes cívicos, que habían impulsado el desarrollo económico, social y cultural de la región. Así, entre 1939 y 1943 fallecieron Aquilino Villegas, Guillermo Gutiérrez Vélez, Jaime Robledo Uribe, Pompilio Gutiérrez, Hernando de la Calle, Emilio Latorre y Pedro José Mejía.
El Centenario de la ciudad
En medio de las dificultades, cuando el pasado tenía más peso que el presente, el futuro se había extraviado. Pero brotó una nueva generación de líderes que entendió la necesidad de continuar el proceso de la “Segunda Fundación” y, con la disculpa de conmemorar el centenario de fundación de Manizales, el 12 de octubre de 1949, propusieron el Plan Maestro de Obras Públicas, para seguir con la modernización de la ciudad, despertarla de su letargo e impulsar el desarrollo económico.
El Plan Maestro se inició con la alcaldía de Guillermo Ocampo Avendaño y contemplaba realizar 30 obras de vital importancia, como avenidas, parques, nuevos barrios, el aeropuerto y una plaza de toros. Todos los alcaldes que fueron llegando se comprometieron con el plan de obras; ellos fueron Pedro Uribe Mejía, José Restrepo Restrepo, Gabriel Jaramillo Mejía, Roberto Cardona Arias, Guillermo Isaza Mejía, Guillermo Londoño Mejía, Carlos Mejía Vieira y Fernando Londoño Londoño; todos tenían visión de largo alcance y un profundo amor por la ciudad, estaban convencidos de la necesidad de las obras y tenían credibilidad como dirigentes cívicos.
Así, con nueve alcaldes casados con el Plan Maestro la conmemoración del Centenario fue un éxito. Surgió otra ciudad con nuevos edificios y avenidas, con central hidroeléctrica, con aeropuerto y con una elegante plaza de toros. La fiesta del Centenario proyectó la ciudad y dejó como herencia la Feria de Manizales.
Pero Manizales tenía otra fortaleza que contribuyó al nacimiento del evento ferial: se trata de la cultura de los toros.
Las Temporadas Taurinas, esencia de la Feria
Manizales tenía una tradición taurina desde su fundación, pero las verdaderas corridas de toros se iniciaron en 1897, cuando se inauguró la primera plaza, el “Circo del Guayabo”, donde hoy está situada la iglesia de la Inmaculada. Y para demostrar que las corridas en el pueblo eran de verdad, la inauguración corrió a cargo del torero español Antonio Pineda “Tornero”. Desde este año no faltaron las plazas de toros y las temporadas taurinas; la afición por las corridas creció sin pausa.
Esta etapa culminó con la construcción de la Plaza de Toros de Manizales que se inició en 1945; su inauguración fue el 23 de diciembre de 1951, con la Gran Temporada del Centenario. La primera corrida tenía un extraordinario cartel: Manolo González, Alfredo Jiménez y Antonio Bienvenida, quienes lidiaron seis toros de la famosa ganadería de Mondoñedo, de don José y Fermín Sánz de Santamaría. Los aficionados se apresuraron a comprar la boletería hasta agotarla; en ese momento la capacidad de la plaza era de 13.000 puestos. A partir de esta temporada Manizales se convirtió en una ciudad taurina; este era un requisito para la Feria.
La Feria de Manizales
A partir de este entusiasmo por la fiesta brava y del optimismo que reinaba, nació la Feria de Manizales. La idea surgió de un viaje que hicieron a España los taurófilos Óscar Hoyos Botero y Roberto Cardona Arias, quienes estuvieron en la Feria de Abril de Sevilla y se contagiaron de su ambiente festivo. De regreso a la ciudad se dieron a la tarea de organizar una feria parecida; esta propuesta fue aceptada inmediatamente pues los manizaleños, desde 1905, apreciaban la cultura española debido a las comunidades religiosas, a los educadores y a la literatura.
Mientras tanto se había organizado la ganadería de los hermanos Hernán y Ernesto Gutiérrez Arango, “Dosgutiérrez” y se quería aprovechar al máximo la moderna plaza de toros. En este ambiente el alcalde, Carlos Arturo Jaramillo Isaza, dictó el decreto que creó la feria (diciembre de 1952), pero hubo que esperar dos años.
El 14 de julio de 1954, por decreto del alcalde Mario Vélez Escobar, se constituyó la Junta de la Feria Anual de Manizales para que se encargara de la programación del evento. La Feria tendría por objeto “la realización de festividades y actos de atracción, espectáculos culturales y deportivos, corridas de toros, etc., tendientes a fomentar principalmente el turismo en la ciudad”.
La primera feria se realizó los días 21 a 30 de enero de 1955; la selección de la fecha se hizo después de un estudio, para determinar cuál era la semana más seca del mes de enero.
El ambiente español
Frente a la necesidad de crearle un nicho perdurable a la feria apareció el pasodoble Feria de Manizales, escrito por el poeta Guillermo González Ospina, con música del español Juan Mari Asins, director de la Banda del Empastre; el pasodoble se interpretó por primera vez el 26 de enero de 1956 en la Plaza de Toros. Había surgido el segundo himno de la ciudad.
Desde la tercera feria, de 1957, el evento tenía un fuerte ambiente español. Había casetas, Carretas del Rocío, manolas, juegos pirotécnicos traídos desde Pamplona, España; este año se importó desde este país la famosa Manzanilla “Pochola”, frecuente en todos los eventos taurinos. Esta feria trajo muchos turistas, además, por la calidad de los matadores: César Girón, Paco Méndez, Manolo Vásquez, Pepe Cáceres, Rafael Ponce y Curro Girón.
El fervor por las ferias seguía en aumento y su prestigio nacional e internacional traía miles de turistas en cada temporada. Pero el evento se favoreció, en grado extremo, cuando Luz Marina Zuluaga fue coronada Miss Universo, en 1958. Los organizadores de la feria publicaron afiches y postales, con una hermosa foto de Luz Marina, invitando al certamen: “Los espero en enero en Manizales con motivo de la V Feria Anual, el Reinado Mundial del Café y el Festival Folklórico Internacional. Allá nos veremos”. La ciudad se llenó de turistas de Colombia y del exterior.
La feria echaba raíces y cada año daba nuevas sorpresas. En enero de 1970, debido a una fuerte lluvia, se suspendió la tercera corrida lo que dio lugar al día taurino más largo. El domingo 11 se celebraron dos corridas y se torearon 14 toros de la ganadería de “Dosgutiérrez”; actuaron cinco toreros y un rejoneador y se cortaron 14 orejas. En este memorable día alternaron Sebastián Palomo Linares, Gabriel de La Casa, Pedro Domingo, Pepe Cáceres, Manolo Cortés y el rejoneador Don Álvaro Domecq.
Hay otro hecho para recordar. La feria de 1980 fue suspendida debido al fuerte sismo del 23 de noviembre de 1979 que produjo gravísimos daños en la ciudad. Se derrumbaron varias casas, resultaron averiados numerosos edificios y murieron cuatro personas; pero sí hubo temporada taurina, llegaron los turistas y el evento se conoció con el nombre de “Miniferia”. Se inauguró la exposición de artesanos, pero faltaron los reinados y los festivales. Como era de esperar arribaron los empresarios del comercio callejero y abundaron los puestos de comestibles, fritanga y bebidas y, por supuesto, las casetas de baile.
La feria de 1986 fue cancelada por otra catástrofe natural: el 13 de noviembre de 1985, a las 9:15 de la noche la erupción del Nevado del Ruiz precipitó avalanchas de los ríos que nacen en el nevado, arrasaron la población de Armero y golpearon varias poblaciones de Caldas. Hubo un saldo de 23.000 muertos, miles de desaparecidos, numerosos damnificados e inmensas pérdidas materiales.
Ante la catástrofe producida por la erupción del Nevado del Ruiz los caldenses apoyaron la decisión de las autoridades de cancelar la celebración de la Feria de Manizales, en solidaridad con las familias de los departamentos de Tolima y Caldas que fueron víctimas de la tragedia.
La Feria de Manizales continúa incorporando los tradicionales desfiles, el Reinado Internacional del Café, las exposiciones, el mercado persa, los certámenes deportivos, los conciertos, la trova, el tango, la tradición cafetera y los llamados eventos; pero también son frecuentes los bulevares o paseos en sitios representativos de la ciudad, para rescatar el patrimonio y los valores culturales.
Por último, la feria es nuestro máximo evento anual y cuando hacemos un balance de su tradición encontramos que la comunidad se ha apropiado de ella porque significa historia, tradición cultural, vida cotidiana, arquitectura, paisaje y arte. La Feria convoca y une por el sentido de pertenencia.
Pero el optimismo se frenó en 1938 cuando llovieron nuevas desgracias. Primero llegó el fuerte temblor de tierra del 4 de febrero de 1938, en horas de la noche, que produjo pánico y graves daños en toda la ciudad; la catástrofe no fue mayor por el predominio del bahareque en las construcciones. Por esta época empezó la crisis del sistema de cables aéreos y del ferrocarril por la competencia de las carreteras, lo que afectó el comercio y la industria. Como consecuencia muchas familias ricas buscaron mejores oportunidades en Bogotá, Medellín y Cali; sobre este tema dijo el escritor Aquilino Villegas que “Manizales es una fábrica de millonarios ingratos y cada año exporta industriales e intelectuales”.
Ante este triste panorama muchos decían que la ciudad era “una pobre aldea sin ventura”. Y como si esto fuera poco empezaron a morir varios empresarios, dirigentes políticos y líderes cívicos, que habían impulsado el desarrollo económico, social y cultural de la región. Así, entre 1939 y 1943 fallecieron Aquilino Villegas, Guillermo Gutiérrez Vélez, Jaime Robledo Uribe, Pompilio Gutiérrez, Hernando de la Calle, Emilio Latorre y Pedro José Mejía.
El Centenario de la ciudad
En medio de las dificultades, cuando el pasado tenía más peso que el presente, el futuro se había extraviado. Pero brotó una nueva generación de líderes que entendió la necesidad de continuar el proceso de la “Segunda Fundación” y, con la disculpa de conmemorar el centenario de fundación de Manizales, el 12 de octubre de 1949, propusieron el Plan Maestro de Obras Públicas, para seguir con la modernización de la ciudad, despertarla de su letargo e impulsar el desarrollo económico.
El Plan Maestro se inició con la alcaldía de Guillermo Ocampo Avendaño y contemplaba realizar 30 obras de vital importancia, como avenidas, parques, nuevos barrios, el aeropuerto y una plaza de toros. Todos los alcaldes que fueron llegando se comprometieron con el plan de obras; ellos fueron Pedro Uribe Mejía, José Restrepo Restrepo, Gabriel Jaramillo Mejía, Roberto Cardona Arias, Guillermo Isaza Mejía, Guillermo Londoño Mejía, Carlos Mejía Vieira y Fernando Londoño Londoño; todos tenían visión de largo alcance y un profundo amor por la ciudad, estaban convencidos de la necesidad de las obras y tenían credibilidad como dirigentes cívicos.
Así, con nueve alcaldes casados con el Plan Maestro la conmemoración del Centenario fue un éxito. Surgió otra ciudad con nuevos edificios y avenidas, con central hidroeléctrica, con aeropuerto y con una elegante plaza de toros. La fiesta del Centenario proyectó la ciudad y dejó como herencia la Feria de Manizales.
Pero Manizales tenía otra fortaleza que contribuyó al nacimiento del evento ferial: se trata de la cultura de los toros.
Las Temporadas Taurinas, esencia de la Feria
Manizales tenía una tradición taurina desde su fundación, pero las verdaderas corridas de toros se iniciaron en 1897, cuando se inauguró la primera plaza, el “Circo del Guayabo”, donde hoy está situada la iglesia de la Inmaculada. Y para demostrar que las corridas en el pueblo eran de verdad, la inauguración corrió a cargo del torero español Antonio Pineda “Tornero”. Desde este año no faltaron las plazas de toros y las temporadas taurinas; la afición por las corridas creció sin pausa.
Esta etapa culminó con la construcción de la Plaza de Toros de Manizales que se inició en 1945; su inauguración fue el 23 de diciembre de 1951, con la Gran Temporada del Centenario. La primera corrida tenía un extraordinario cartel: Manolo González, Alfredo Jiménez y Antonio Bienvenida, quienes lidiaron seis toros de la famosa ganadería de Mondoñedo, de don José y Fermín Sánz de Santamaría. Los aficionados se apresuraron a comprar la boletería hasta agotarla; en ese momento la capacidad de la plaza era de 13.000 puestos. A partir de esta temporada Manizales se convirtió en una ciudad taurina; este era un requisito para la Feria.
La Feria de Manizales
A partir de este entusiasmo por la fiesta brava y del optimismo que reinaba, nació la Feria de Manizales. La idea surgió de un viaje que hicieron a España los taurófilos Óscar Hoyos Botero y Roberto Cardona Arias, quienes estuvieron en la Feria de Abril de Sevilla y se contagiaron de su ambiente festivo. De regreso a la ciudad se dieron a la tarea de organizar una feria parecida; esta propuesta fue aceptada inmediatamente pues los manizaleños, desde 1905, apreciaban la cultura española debido a las comunidades religiosas, a los educadores y a la literatura.
Mientras tanto se había organizado la ganadería de los hermanos Hernán y Ernesto Gutiérrez Arango, “Dosgutiérrez” y se quería aprovechar al máximo la moderna plaza de toros. En este ambiente el alcalde, Carlos Arturo Jaramillo Isaza, dictó el decreto que creó la feria (diciembre de 1952), pero hubo que esperar dos años.
El 14 de julio de 1954, por decreto del alcalde Mario Vélez Escobar, se constituyó la Junta de la Feria Anual de Manizales para que se encargara de la programación del evento. La Feria tendría por objeto “la realización de festividades y actos de atracción, espectáculos culturales y deportivos, corridas de toros, etc., tendientes a fomentar principalmente el turismo en la ciudad”.
La primera feria se realizó los días 21 a 30 de enero de 1955; la selección de la fecha se hizo después de un estudio, para determinar cuál era la semana más seca del mes de enero.
El ambiente español
Frente a la necesidad de crearle un nicho perdurable a la feria apareció el pasodoble Feria de Manizales, escrito por el poeta Guillermo González Ospina, con música del español Juan Mari Asins, director de la Banda del Empastre; el pasodoble se interpretó por primera vez el 26 de enero de 1956 en la Plaza de Toros. Había surgido el segundo himno de la ciudad.
Desde la tercera feria, de 1957, el evento tenía un fuerte ambiente español. Había casetas, Carretas del Rocío, manolas, juegos pirotécnicos traídos desde Pamplona, España; este año se importó desde este país la famosa Manzanilla “Pochola”, frecuente en todos los eventos taurinos. Esta feria trajo muchos turistas, además, por la calidad de los matadores: César Girón, Paco Méndez, Manolo Vásquez, Pepe Cáceres, Rafael Ponce y Curro Girón.
El fervor por las ferias seguía en aumento y su prestigio nacional e internacional traía miles de turistas en cada temporada. Pero el evento se favoreció, en grado extremo, cuando Luz Marina Zuluaga fue coronada Miss Universo, en 1958. Los organizadores de la feria publicaron afiches y postales, con una hermosa foto de Luz Marina, invitando al certamen: “Los espero en enero en Manizales con motivo de la V Feria Anual, el Reinado Mundial del Café y el Festival Folklórico Internacional. Allá nos veremos”. La ciudad se llenó de turistas de Colombia y del exterior.
La feria echaba raíces y cada año daba nuevas sorpresas. En enero de 1970, debido a una fuerte lluvia, se suspendió la tercera corrida lo que dio lugar al día taurino más largo. El domingo 11 se celebraron dos corridas y se torearon 14 toros de la ganadería de “Dosgutiérrez”; actuaron cinco toreros y un rejoneador y se cortaron 14 orejas. En este memorable día alternaron Sebastián Palomo Linares, Gabriel de La Casa, Pedro Domingo, Pepe Cáceres, Manolo Cortés y el rejoneador Don Álvaro Domecq.
Hay otro hecho para recordar. La feria de 1980 fue suspendida debido al fuerte sismo del 23 de noviembre de 1979 que produjo gravísimos daños en la ciudad. Se derrumbaron varias casas, resultaron averiados numerosos edificios y murieron cuatro personas; pero sí hubo temporada taurina, llegaron los turistas y el evento se conoció con el nombre de “Miniferia”. Se inauguró la exposición de artesanos, pero faltaron los reinados y los festivales. Como era de esperar arribaron los empresarios del comercio callejero y abundaron los puestos de comestibles, fritanga y bebidas y, por supuesto, las casetas de baile.
La feria de 1986 fue cancelada por otra catástrofe natural: el 13 de noviembre de 1985, a las 9:15 de la noche la erupción del Nevado del Ruiz precipitó avalanchas de los ríos que nacen en el nevado, arrasaron la población de Armero y golpearon varias poblaciones de Caldas. Hubo un saldo de 23.000 muertos, miles de desaparecidos, numerosos damnificados e inmensas pérdidas materiales.
Ante la catástrofe producida por la erupción del Nevado del Ruiz los caldenses apoyaron la decisión de las autoridades de cancelar la celebración de la Feria de Manizales, en solidaridad con las familias de los departamentos de Tolima y Caldas que fueron víctimas de la tragedia.
La Feria de Manizales continúa incorporando los tradicionales desfiles, el Reinado Internacional del Café, las exposiciones, el mercado persa, los certámenes deportivos, los conciertos, la trova, el tango, la tradición cafetera y los llamados eventos; pero también son frecuentes los bulevares o paseos en sitios representativos de la ciudad, para rescatar el patrimonio y los valores culturales.
Por último, la feria es nuestro máximo evento anual y cuando hacemos un balance de su tradición encontramos que la comunidad se ha apropiado de ella porque significa historia, tradición cultural, vida cotidiana, arquitectura, paisaje y arte. La Feria convoca y une por el sentido de pertenencia.
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*Historiador, PHD de la Universidad Estatal de Moscú (Lomonosov 1975), Profesor e Investigador de la Universidad de Caldas, Miembro de la Academia Colombiana de Historia y Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia. Web: Albeiro Valencia Llano.
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