Razón Pública. Economía y SociedadAgosto 11, 2024
Por Jose Rodrigo Velez*
El auge de la IA enfrenta dudas. El optimismo sobre empresas tecnológicas choca con la dura realidad económica. ¿Qué significa esto para el futuro del mercado y para Colombia?
José Rodrigo Vélez*
La realidad que desafía a los mercados financieros
«Prepararse para lo mejor y esperar lo extraordinario». Al parecer este era el mantra de los mercados financieros en los últimos meses, especialmente desde el comienzo del ciclo de euforia respecto de la IA con abanderados como OpenAI, Microsoft y NVIDIA y, en menor medida Meta, AMD y Google. Sin embargo, en la última semana, la realidad del “resto” de la economía ha movido los cimientos en las creencias de hasta los más fervorosos creyentes en revolución de la IA.
¿Y entonces? ¿Qué pasará? ¿Será sostenible que únicamente siete empresas sean las responsables de la valoración de los mercados y del crecimiento de utilidades? ¿La adopción de la IA será tan rápida como se espera y generará utilidades cerca de infinito? ¿Cuáles son las implicaciones para Colombia? ¿Subirá el dólar al tan anunciado cinco mil pesos de 2022? Pronosticar es difícil, pero al parecer es más difícil decir simplemente no sé.
En su libro, Exuberancia Irracional, Robert Shiller, el autor y premio nobel de economía 2013, desarrolla la idea que los mercados financieros se mueven e interactúan sobre la base de historias, cuentos por decirlo de alguna forma. Las personas que participan en el “mundo financiero” van construyendo narrativas que refuerzan sus puntos de vista y muchas veces estas historias se agregan y mutan en una “conciencia” global que provoca comportamientos de manada en nuestra especie. Y, por supuesto, cuando la realidad o las cifras se alejan de dicha narrativa, los mercados (las personas) reaccionan bruscamente.
La pandemia impulsó la IA y transformó los mercados digitales
Para entender un poco qué ocurrió la semana pasada en los mercados, es necesario repasar las historias que se formaron algunos años atrás, sobre todo en Estados Unidos. Empecemos con los años de pandemia. Si bien no hay necesidad de hacer un recuento detallado de esos años, sí puede ser necesario recordar que una de las formas que el mundo pudo seguir su curso fue la mayor adopción, y muchas veces a la fuerza, de herramientas digitales que se acceden desde aparatos como celulares, tabletas y computadores.
Esta tendencia benefició a empresas como Microsoft, Meta y Google, por nombrar algunas, dado que tenían soluciones y servicios apropiados a la situación. A su vez, dejó en las personas un mayor hábito y gusto, o como mínimo una menor aversión por lo digital. Hoy en día es natural tener una reunión por Teams. Se podría decir que esta fue la historia del mundo conectado, todas las personas interactuando 24/7 en línea.
En ese escenario, las empresas identificaron oportunidades para aprovechar el apetito de las personas por lo digital lo que ocasionó un impulso fuerte en el desarrollo de metodologías y estrategias para diseñar y vender productos y servicios bajo estas “nuevas reglas”.
En paralelo, durante muchas décadas, el sector de la tecnología y la academia han buscado el desarrollo de la inteligencia artificial, incluyendo algoritmos que repliquen el proceso de pensamiento de las personas.
Hasta ahora, se podría decir que estos algoritmos son excelentes en realizar una única tarea. Por ejemplo, la especie humana ha sido derrotada para siempre en ajedrez y en el juego de tablero Go, nunca más volveremos a ganar una partida contra una IA. El éxito en la implementación de estos algoritmos depende de la disponibilidad de una gran cantidad de datos para su “entrenamiento”, y en un mundo conectado con las personas interactuando 24/7 el escenario no podría ser mejor. De nuevo, empresas como Microsoft, Meta y Google estaban bien posicionadas dada la gran base de usuarios que poseen y su capacidad de capturar información de las personas. Un título tentativo para esta historia podría ser las personas son materia prima y producto.
La especie humana ha sido derrotada para siempre en ajedrez y en el Go, nunca más volveremos a ganar una partida contra una IA.

ChatGPT: euforia y evolución tecnológica
Ahora bien, toca hablar de lo que para algunos es un hito en el camino del “último invento de la humanidad”. El 30 de noviembre de 2022, OpenAI lanzó al mercado el chatbot conocido como ChatGPT que alcanzó un millón de usuarios en cinco días y 152 millones de visitas en un mes, batiendo todos los récords de adquisición de usuarios. En pocas palabras, este asistente virtual provocó una euforia colectiva al poder interactuar con las consultas de las personas de forma más natural, o mejor que en una búsqueda en Google.
Adicionalmente, es posible entregarle instrucciones para que genere nuevas cosas. Estoy seguro de que el lector conoce más de un ejemplo sobre cómo las personas han usado creativamente este tipo de herramientas. Tal es el furor alrededor de este nuevo producto que Microsoft decidió invertir 13 mil millones de dólares e integrarlo en sus servicios de ofimática y servicios en la nube. A su vez, Google y Meta han tenido que responder con sus respectivas IA, Gemini y Meta IA. Nota aparte, Apple ha informado recientemente su Apple Intelligence, pero hasta ahora no se ha visto ningún demo o algo parecido.
En estos dos últimos años la conversación común ha girado en torno al efecto de la IA en temas cruciales y banales. Por ejemplo, ¿Todos nos vamos a quedar sin trabajo? ¿Cuándo me van a reemplazar? ¿Debería regularse? ¿Cómo hacemos para que no le pongan seis dedos a una mano humana? Entre otras preguntas. Es indudable que, en el papel, las posibilidades son increíbles —los efectos sobre la productividad pueden llegar a ser tales que nuestra especie avanzará más en cinco años de lo que ha hecho en los últimos mil.
La máquina de los deseos: ¿El auge de la IA promete ganancias históricas?
El nombre de esta historia sería La máquina de los deseos donde cualquier situación que imaginemos puede ser realidad. Y precisamente esta es la promesa, la visión de que la IA va a cambiar al mundo es lo que provoca que muchos apuesten a que diferentes empresas van a producir utilidades históricas. Los inversionistas como mínimo esperan lo mejor, pero en el fondo de sus corazones añoran que ocurra lo extraordinario; en particular, sobre las empresas denominadas Las Magníficas Siete: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google), Meta Platforms (Facebook), Tesla y Nvidia.
En este contexto, hasta mediados de julio estábamos en un mercado que combinaba un mundo conectado donde las personas interactúan 24/7, y donde su información y creaciones se recolectan para ser materia prima y producto final, para luego procesarlo y comercializarlo por la máquina de los deseos.
Desde la mencionada fecha de lanzamiento de ChatGPT hasta el máximo histórico del 15 de julio de 2024, el índice S&P500 había crecido el 43.5 %; es decir, por cada 100 dólares invertidos se tendría 143.5 dólares. Reitero, esa era la historia a esa fecha, cuando se esperaba un crecimiento de utilidades por encima del 50 % año a año para algunas empresas. Particularmente sobre Nvidia, cuyo precio por acción se incrementó 783 % entre enero de 2023 y mediados de julio de 2024, motivado por su liderazgo en el diseño y comercialización de hardware especializado para IA y las expectativas de una demanda exponencial por partes de grandes empresas tecnológicas.
Dudas y desafíos en el último mes del mercado respecto de la IA
Entonces, ¿qué ha pasado en el último mes, particularmente en la última semana? Básicamente, ha emergido información tanto periodística como de indicadores económicos que han puesto en duda el optimismo desbordado sobre la IA. Por una parte, el “resto” de la economía no la está pasando tan bien.
La Reserva Federal completó un año con la tasa de interés más alta desde 2006-2007, lo cual encarece el crédito, el costo de capital e inevitablemente debe desacelerar la economía vía menor consumo de los hogares, menor viabilidad de proyectos de inversión y en general menos plata disponible. Por ejemplo, según el reporte del 24 de julio sobre consumo de los hogares en Estados Unidos, la variación mes a mes fue de 0.3 % para junio lo que representa una desaceleración frente al dato de febrero (0.6 %) y la tasa de desempleo se ubicó en 4.2 % para junio siendo la más alta de los dos últimos años.
Básicamente, ha emergido información tanto periodística como de indicadores económicos que han puesto en duda el optimismo desbordado sobre la IA.
Por otra parte, para atender la demanda creciente por servicios relacionados a la IA se debe mantener un cronograma ambicioso y estricto de reinversión en infraestructura, situación muy difícil de lograr. Por ejemplo, se reportó hace una semana que el nuevo procesador de Nvidia podría sufrir demoras hasta de 3 meses, lo cual llevó a la acción a perder casi 13 % en un día y 29 % desde mediados de julio. A su vez, una empresa como Intel que diseña y fabrica procesadores, entre otros, reportó resultados muy por debajo de lo estimado lo que provocó el anuncio de eliminar 15 mil puestos de trabajo y que el precio de la acción cayera 43 % en el mismo periodo.
¿Cuál es mi lectura del último mes? Las personas creyentes en el ciclo de euforia de la IA han creado una narrativa que necesita de la ocurrencia de varios milagros consecutivos o como mínimo supone cosas que hasta ahora no han ocurrido en la sociedad humana o en el mundo de los negocios.
En términos de tesis de inversión, esta convicción es su gran debilidad en la medida que se hacen vulnerables y sensibles a cualquier señal o dato de que los milagros pueden no ocurrir, y en mayor medida cuando aún no es claro cuán grande puede llegar a ser el mercado para productos con IA y mucho menos su monetización.
En el caso de Colombia, tomaré el camino más difícil y diré no sé. Demasiada incertidumbre en nuestro país.
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* Economista de la Universidad de La Salle
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