Los hilos invisibles de la globalización

 

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Muchos de los procesos de reivindicación de derechos de las mujeres desde finales del siglo XIX tuvieron un carácter global.

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Cristina Vélez

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Cristina Vélez

Las redes de mujeres han sido una de las fuerzas detrás de la globalización. Muchos de los procesos de reivindicación de derechos de las mujeres desde finales del siglo XIX tuvieron un carácter global, primero a través del movimiento sufragista y, más tarde, mediante las organizaciones de mujeres obreras, clave en el surgimiento del sindicalismo en un mundo en proceso de industrialización.

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Análisis

Muchas de las estrategias de movilización utilizadas por ambos movimientos tenían una naturaleza global. Se replicaban en el mundo occidental, tanto en países desarrollados como emergentes, adaptándose a las especificidades culturales, sociales y económicas.

Desde las trabajadoras en el Cotton Textile Factory en Nueva York en 1908 por quienes se conmemora el 8 de marzo, hasta las trabajadoras de las textileras de Antioquia en 1920, desde las sufragistas burguesas en Inglaterra en 1918 hasta las aristócratas bogotanas en los años 50, existen muchos más hilos conductores de los que imaginamos.

Ahora, mis expresiones favoritas del rol de las mujeres en la globalización son las más cotidianas.

Famosamente, la empresa estadounidense Singer Sewing Machine Co. impulsó la creación de redes de mujeres en torno a la máquina de coser. Como lo describe Paula de la Cruz en su artículo en Business History Review sobre el impacto de esta empresa en México, para las mujeres de bajos ingresos, la máquina de coser representaba una forma de generar recursos; para las de clase alta, un pasatiempo moderno que confería estatus, y para las de clase media, un oficio, particularmente en la enseñanza del uso de la máquina a diferentes mujeres de la ciudad.

Lo mismo ocurrió en Colombia. Mi bisabuela Margarita fue profesora de Singer en Cúcuta. Enseñar a usar la máquina de coser le permitió generar ingresos, adquirir reconocimiento social y hasta conseguir marido.

Singer no fue la única en adoptar esta estrategia. Probablemente, la compañía que mejor supo llegar a los consumidores a través de las mujeres y sus redes fue la suizo-estadounidense Nestlé. Su estrategia, absolutamente poderosa, consistió en hacer accesibles recetas que incorporaban sus productos y que se volvieron parte fundamental de la vida cotidiana en hogares de diversos niveles socioeconómicos.

En Colombia, por ejemplo, todas las familias tienen una versión del postre de base de galleta, con una lata de leche condensada, crema y maracuyá. Lo curioso es que variaciones de esta receta, con la misma base, pero diferentes frutas, existen en todo el mundo.

A través del boca a boca, del intercambio de tarjetas de recetas desgastadas de tanto uso o de las fotocopias del libro de recetas Nestlé de la prima rica, las mujeres nos convertimos en una de las fuerzas más poderosas detrás del capitalismo y la globalización.

Finalmente, si tiene antojo de los brownies de Milo que vendía esa emprendedora en la universidad, la receta no tiene misterio…es de Nestlé.

CRISTINA VÉLEZ VALENCIA
​Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit.

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