María Páramo, la mujer que desenterró los habitantes prehistóricos de Colombia

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Además de una investigadora excepcional, María Páramo Fonseca fue una guía que llevó a los colombianos al viaje más remoto de su pasado, al desentrañar los milenarios secretos resguardados por rocas en los vastos paisajes y montañas de la cordillera de los Andes, armada de palas, pinceles y brochas. Gracias a su trabajo como pionera de la Paleontología colombiana se pudo reconstruir la historia de los seres que habitaron el territorio millones de años atrás.

7 de marzo de 2025
Juan Esteban Correa Rodríguez | Periodista Unimedios Bogotá
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La profesora María Páramo desenterró el pasado más remoto de Colombia. Foto: archivo Unimedios.La profesora María Páramo desenterró el pasado más remoto de Colombia. Foto: archivo Unimedios.

“Nos quedamos desprotegidos”, pensó Jesús Heredia, exdirector de la Junta de Acción Comunal de Sáchica, al enterarse del fallecimiento de la profesora Páramo. En este municipio boyacense se encuentra uno de los lugares de acumulación de fósiles más importantes del país, del periodo Cretácico Superior, que se extendió entre 100 hasta 66 millones de años atrás. Allí la paleontóloga hizo sus hallazgos más famosos, siempre de la mano de los habitantes, a quienes involucraba en sus exploraciones y los hacía partícipes de los hallazgos.

A pesar de aparentar un carácter fuerte –por la rigurosidad de su trabajo en el mundo de la Paleontología y la Geología– fue querida y admirada por las personas que acompañaban su labor. Con su voz tranquila ponía todo su conocimiento al servicio de quienes lo quisieran recibir, ya fuera un estudiante o un poblador de los lugares que visitaba.

“La recuerdo en Buenos Aires, llegando del al Aeropuerto con un cajón con ruedas, en el que llevaba el cráneo de un mosasaurio, todavía envuelto en la durísima roca que lo preservó. Yo nunca había visto uno de estos reptiles, pues en la década 1980 todavía no se habían descubierto en Argentina, así que se puede decir que nos formamos juntas”, expresa con un profundo cariño la paleontóloga Zulma Gasparini, de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), quien estudió el primer dinosaurio de la Antártida, a donde no pudo ir porque no permitían mujeres, y a quien le fue dedicado otro espécimen descubierto después Gasparinisaura.

Desde muy joven a la profesora Páramo le cautivaron las historias fosilizadas en los Andes colombianos, lo que la llevó a explorar yacimientos, analizar restos y desafiar un campo dominado por hombres, para convertirse en la primera mujer en Colombia en publicar textos científicos de Paleontología, según la arqueóloga Dirley Cortés.

Se formó en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y posteriormente viajó a Francia para especializarse en vertebrados marinos del Cretácico, hace 145 millones de años. Allí trabajó con destacadas figuras como la profesora Nathalie Bardet, del Centro en Investigación en Paleontología de París, quien la recuerda como una “hermana científica” que hablaba francés perfectamente.

Nathalie Bardet, profesora del Centro de Investigación Paleontológica de París, junto a la profesora Páramo. Foto: Nathalie Bardet, profesora del Centro de Investigación Paleontológica de París.Nathalie Bardet, profesora del Centro de Investigación Paleontológica de París, junto a la profesora Páramo. Foto: Nathalie Bardet, profesora del Centro de Investigación Paleontológica de París.

“Todos los trabajos sobre vertebrados marinos —especialmente reptiles— que se hacen hoy en Colombia están inspirados o son la continuación de lo iniciado por María hace más de 25 años. Cuando vino a hacer su tesis doctoral en Francia nos llevamos bien de inmediato, era una persona con espíritu abierto y agudo, era un placer discutir con ella problemas paleontológicos”, cuenta la profesora Bardet.

Como recuerda Cristian Benavides, geólogo de la UNAL y uno de sus ayudantes más cercanos, “la profesora defendía lo colombiano, es decir, confiaba en las capacidades de los investigadores y científicos del país para abrir el campo de la Paleontología y demostrarle al mundo que aquí también se hace ciencia”.

Caminando a pasos de gigante

La profesora Páramo y Fernando Etayo, una autoridad en Paleontología, realizaron la descripción del primer dinosaurio identificado en Colombia, el Padillasaurus leivaensis, que habitó Villa de Leyva hace 130 millones de años. Ellos confirmaron la antigüedad del fósil desafiando teorías sobre la megafauna en el hemisferio sur, pues se considera que para esa época este tipo de reptiles ya estaban extintos. Su hallazgo enriqueció el conocimiento del Cretácico y dejó un legado en la Paleontología del país.

Jorge Moreno, uno de sus primeros alumnos en la UNAL, ahora profesor del Departamento de Geología, explica que aunque el hallazgo del dinosaurio (reptiles terrestres) fue muy relevante, los fósiles que se destacan en la historia de la profesora son los pliosaurios (marinos). Su incansable trabajo la llevó a dejar su nombre inscrito en el fósil más grande y completo que se ha encontrado.

Uno de los protagonistas de la historia de María es Sachicasaurus vitae, un pliosaurio (reptil marino) hallado en la Formación Paja en Boyacá, que comprende municipios como Villa de Leyva y Sáchica. Este reptil se “jacta” de ser “el más grande del mundo” en su género; habitó una bahía formada por el ingreso del mar a lo que hoy es Antioquia, que inundó todo el occidente colombiano y que tenía una costa en lo que hoy es Villa de Leiva, que le gustaba escribir con “i” por ser la escritura original.

Este depredador marino dominaba los mares tropicales de hace 130 millones de años, poseía poderosas mandíbulas y aletas robustas que le permitían desplazarse con velocidad para cazar peces y otros reptiles. El cráneo del ejemplar rescatado por la profesora Páramo es de 3m, y el cuerpo completo, sin contar el trozo de cola que le falta, alcanza los 9,9m de largo, de manera que su tamaño original llegaría a los 11m.

En su investigación, la profesora Páramo encontró el pliosaurio más grande del mundo, en Sáchica (Boyacá). Foto: archivo Unimedios.En su investigación, la profesora Páramo encontró el pliosaurio más grande del mundo, en Sáchica (Boyacá). Foto: archivo Unimedios.

El hallazgo de este reptil marino se registró en 2009 en una exploración solicitada por Ecopetrol para esta zona, en la que se tenía previsto el paso de un oleoducto. En el lugar funcionó una mina de yeso. Sus trabajadores excavaron muy cerca del fósil, incluso encontraron las aletas derechas, que seguramente desecharon por no ser la materia prima que buscaban.

Pero los fragmentos sí llamaron la atención de la investigadora, quien se dedicó a desenterrar el enorme animal. Cuando lo descubrió montó un laboratorio en un salón comunal del pueblo para preparar el fósil porque la gente no quería que saliera de su región, y compartir el hallazgo con ellos.

Otro importante descubrimiento fue el Stenorhynchosaurus, que tenía hocico alargado y adaptaciones para capturar presas rápidas, y era un nadador formidable. Poseía un cuerpo musculoso y aletas fuertes que le permitían moverse con rapidez en el agua, acechando a peces y calamares. Su presencia en lo que hoy es Colombia indica que los océanos del Cretácico eran ricos en biodiversidad y que la región fue un ecosistema crucial para la evolución de estos depredadores marinos.

Desde hace varias décadas el trabajo de la profesora Páramo ha sido fundamental para describir los reptiles marinos de Boyacá y el resto del país. Foto: archivo Unimedios.Desde hace varias décadas el trabajo de la profesora Páramo ha sido fundamental para describir los reptiles marinos de Boyacá y el resto del país. Foto: archivo Unimedios.

Patricia Torres Piraquive, exsecretaria de Cultura de Sáchica, recuerda a la profesora con enorme cariño y respeto, “al principio parecía muy metódica y seria, pero con el tiempo salía ese lado más humano y comprometido con el territorio. Ella estaba muy pendiente de personas como don Jesús Heredia y los pobladores de la zona, se comunicaba constantemente y visitaba el municipio cada quince días con sus estudiantes”.

La estudiosa profesora Páramo también describió el Eonatator coellensis, un mosasaurio encontrado en Tolima. Este depredador marino, de tamaño relativamente pequeño comparado con otros del género, arrojó luces sobre la diversidad de reptiles marinos en el hemisferio sur durante el Cretácico, hace alrededor de 80 millones de años.

Los mosasaurios eran los auténticos dominadores de los mares del Cretácico, con cuerpos hidrodinámicos y mandíbulas repletas de dientes afilados. E.coellensis era una especie más pequeña, lo que sugiere que podría haber habitado en aguas costeras o lagunas marinas donde cazaba peces, moluscos y otros organismos acuáticos. Su hallazgo les permitió a los científicos comprender cómo estos gigantes marinos evolucionaron en diferentes partes del mundo, y cómo se adaptaron a nichos ecológicos particulares.

¡Antes que estudiantes, ustedes son personas!

En sus investigaciones, la profesora Páramo no solo buscaba fósiles, sino que también analizaba sedimentos, patrones de erosión y la disposición de los restos para comprender mejor cómo era Colombia en épocas remotas. Sus estudios revelaron que hace millones de años el país estaba sumergido bajo un mar cálido y poco profundo, repleto de vida marina, incluyendo amonites, tiburones prehistóricos y tortugas de gran tamaño.

Con sus minuciosas notas en tinta roja en los trabajos de sus estudiantes de la UNAL, la profesora Páramo dejó un legado en la formación de los paleontólogos e inspiró a sus estudiantes con pasión y rigor. Su rol como directora del Museo Geológico Nacional y miembro del Centro de Investigaciones Paleontológicas la llevó a promover la preservación de yacimientos y divulgar la Paleontología en Colombia.

El trabajo de la experta Páramo ha influido en sus estudiantes, por lo que hoy su huella sigue presente en sus investigaciones. Foto: Grupo de Investigación en Paleontología de Vertebrados de la UNAL.El trabajo de la experta Páramo ha influido en sus estudiantes, por lo que hoy su huella sigue presente en sus investigaciones. Foto: Grupo de Investigación en Paleontología de Vertebrados de la UNAL.

“Siempre fue mi gran maestra, esos 10 años que trabajamos juntos aprendí un montón, porque la profesora nos brindaba su amistad, siempre escuchaba y estaba pendiente de nosotros, en los viajes nos reíamos y hablábamos de lo que a cada uno le gustaba, a ella le encantaban las manualidades y el dibujo, tenía una gran capacidad para ilustrar a mano los fósiles y entenderlos mejor”, indica el geólogo Benavides.

El profesor Moreno y el experto Benavides traen a la memoria un último recuerdo sobre la profesora Páramo, uno que plasma las vivencias cotidianas que hacían que sus estudiantes más cercanos la percibieran como una “madre”:

Fue una ferviente defensora de la creación de normativas para evitar la expoliación de restos fosilíferos y luchó contra el tráfico ilegal de estos valiosos vestigios prehistóricos. Su lucha permitió que muchas colecciones permanecieran en Colombia y fueran asequibles para la comunidad científica y el público en general.

La muerte de María Páramo en enero de 2025 dejó un vacío en la ciencia, pero su legado perdura. Sus estudios siguen guiando hallazgos y abrieron camino a nuevas exploraciones. Gracias a ella sabemos que antes de los Andes y la Amazonia, Colombia era hogar de dinosaurios y reptiles marinos. Su impacto vive en las rocas y los museos, y en quienes siguen explorando el pasado.

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